El ocho

Portada de «El ocho»

Dos historias relacionadas transcurren con casi 200 años de diferencia: la historia de Mireille de Rémy, novicia en la abadía de Montglane, en medio de la convulsa Europa de finales del siglo XVIII y la de Catherine Velis, informática enviada por trabajo a Argel a inicios de los 70 del siglo XX. Ambas se ven mezcladas en una batalla milenaria alrededor del secreto escondido en el ajedrez de Montglane, que perteneció a Carlomagno, en el que personas reales actúan como trebejos sobre el tablero del mundo.

Katherine Neville
Katherine Neville

Publicado , «El ocho» es el debut como escritora de Katherine Neville tras trabajar como analista de datos, ser modelo y fotógrafa. Dejó estas carreras centrándose en su faceta de escritora publicando «Riesgo calculado», «El círculo mágico» y, finalmente, «El fuego», la secuela de «El ocho» que vería la luz en , justo en el vigésimo aniversario de la publicación de su predecesor.

En «El ocho» se alternan capítulo a capítulo las dos historias (Mireille y Catherine): cada uno de ellos empieza con una cita relativa al ajedrez y se indica el lugar y la fecha aproximados de la acción. La historia de Mireille se inicia en la , cuando ella y su prima son novicias en la abadía de Montglane y se ven obligadas a abandonarla rumbo a París por la situación de Francia1. Por su parte Catherine empieza en Nueva York en la cuando la destinan a Argel para realizar un simulador2 por desavenencias con su jefe.

Además de esta peculiar estructura narrativa, en algunos momentos se insertan tramas externas como una especie de flashbacks que rompen el hilo narrativo. En algunos casos son aclaratorios y en otros simplemente tediosos.

Es un libro extraño, desconcertante y muy difícil de catalogar. La trama global parece buena pero el desarrollo es extraño y el resultado raro. En algunos momentos es entretenido mientras que en otros genera sopor. Por un lado tiene la dosis de misterio, intriga, suspense y giros sorpresa típicos de los best-sellers modernos por el otro un cierto toque de novela histórica. A todo hay que añadir continuos saltos temporales, complejas relaciones entre los personajes, descripción de detalles truculentos o erotismo.

La sobreabundancia de personajes tanto históricos como ficticios y sus relaciones es abrumadora. La aparición de nuevos actores sin ninguna introducción previa en cualquier momento lleva a confundirlos, algo que en algunos momentos es molesto. Esta prolijidad ocasiona que queden poco definidos y muchos de ellos carezcan de personalidad y profundidad.

El tablero, forjado exclusivamente en plata y oro, media un metro entero por cada lado. Las piezas, de metales preciosos afiligranados, estaban tachonadas con rubíes, zafiros, diamantes y esmeraldas sin tallar pero perfectamente lustrados, y algunos alcanzaban el tamaño de huevos de codorniz. Como destellaban y resplandecían a la luz de los faroles del patio, parecían brillar con una luz interior que hipnotizaba a quien los contemplaba.

La pieza llamada sha o rey alcanzaba los quince centímetros de altura y representaba a un hombre coronado que montaba a lomos de un elefante. la reina, dama o ferz iba en una silla de manos cerrada y salpicada de piedras preciosas. Los alfiles u obispos eran elefantes con las sillas de montar incrustadas de raras gemas y los caballos o caballeros estaban representados por corceles árabes salvajes; las torres o castillos se llamaban rujj, que en árabe significa carro. Eran grandes camellos que sobre los lomos llevaban sillas semejantes a torres. Los peones eran humildes soldados de infantería de siete centímetros de altura, con pequeñas joyas en lugar de ojos y piedras preciosas que salpicaban las empuñaduras de sus espadas.

Katherine Neville. «El ocho», Editorial Planeta DeAgostini, 2005. Página 20.

  1. En la Asamblea Nacional Constituyente disolvió las órdenes religiosas y los monasterios en Francia. Unos meses antes, en , ya se habían confiscado los bienes de la iglesia. Estas medidas se enmarcan dentro de la transferencia de poder de la iglesia al estado en los inicios de la Revolución Francesa↩︎

  2. Es notorio el paralelismo entre el personaje Catherine Velis y la autora Katherine Neville, que trabajó durante 20 años como informática para varias compañías entre las que se encuentra el Ministerio de Industria y Energía de Argelia. Dejó ese trabajo al publicar «El ocho». ↩︎

Oscar Cubo Medina
Oscar Cubo Medina
Ingeniero en informática

Responsable técnico @ DC Rectorado—UPM. Ciencia, informática, música, libros y nuevas tecnologías.

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